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Disminuir los niveles de estrés puede ayudar en el adelgazamiento

Disminuir los niveles de estrés puede ayudar en el adelgazamiento

La relación entre el estrés y la ganancia de peso es más íntima de lo que usted puede imaginar. La unión de los dos villanos que persiguen a buena parte de la población mundial resulta en una combinación nada sana al cuerpo. La relación no es tan visible en un primer momento, pero estudios ya respaldaron el hecho: ellas andan juntas y pueden ser una piedra en el zapato de quien lucha contra la balanza. Aunque la ganancia de peso siempre se ha atribuido a dos factores comunes, como comer en exceso y de forma equivocada, existen influencias nada sutiles del organismo que potencian el aumento de las medidas de quien lleva una rutina estresante.

Acoplamiento peligroso
La conexión entre estrés y ganancia de peso se da de una forma muy discreta, prácticamente invisible, justamente por ser comandada por el cerebro. Es él quien se disfraza y actúa en silencio

Disminución de los niveles de estrés ayuda a perder peso - Foto:. Getty Images

La evidencia más clara, según los estudios, se justifica por la combinación desagradable de la hormona cortisol (publicado por glâdulas suprarenales en situaciones de estrés) con la leptina (sustancia responsable de la sensación de saciedad). Nuestras células se ven afectadas cuando los dos entran en shock. El cortisol hace que nuestras células sean menos sensibles a la leptina. Cuando el cerebro no siente sus efectos, naturalmente la persona siente más voluntad de ingerir azúcar y tiende a comer más.

Además del cortisol, otro neurotransmisor interfiere activamente en la relación de las personas con la comida. Se trata de la serotonina, la hormona responsable de la sensación de bienestar. Cuando los niveles de este neurotransmisor están reducidos en el cerebro, el surgimiento de los síntomas de tristeza, depresión y compulsión por comida aparecen, aumentando la necesidad del consumo de determinados alimentos, principalmente los ricos en carbohidratos. Algunas mujeres que sufren de tensión premenstrual (TPM), por ejemplo, presentan niveles bajos de seretonina durante ese período, lo que puede interferir drásticamente en el comportamiento alimentario, aumentando la necesidad de ingerir dulces.

El estrés puede disminuir aún más niveles de testosterona. Cuando esto ocurre, el resultado puede ser la pérdida de masa muscular y una mayor acumulación de grasa. Ya en situaciones de estrés prolongado, el sistema inmunológico pasa por un desequilibrio que puede desencadenar un estado crónico de inflamación. Así, las células de grasa fabrican citocinas (moléculas inflamatorias) en exceso, lo que acaba aumentando el apetito.

Combate al enemigo
Intentar disminuir los niveles de estrés puede ayudar en el adelgazamiento. Cuando el cuerpo gana un alivio, el metabolismo es estimulado. Así, la grasa depositada es más fácil de quemar y, consecuentemente, habrá mayor pérdida de peso. Otra posibilidad de minimizar los efectos del estrés y garantizar el cuerpo en forma es incluir las actividades físicas en la rutina por lo menos tres veces por semana. Los ejercicios ayudan a aumentar naturalmente los niveles de seretonina del organismo, lo que eleva la sensación de bienestar.


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(Bienestar)