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Cómo saber si el tratamiento para la depresión está funcionando?

Cómo saber si el tratamiento para la depresión está funcionando?

Hoy en día se cree que, aunque la depresión tiene componentes emocionales y comportamentales, los cuadros más graves son debidos a cambios en el cerebro. No se sabe exactamente cuáles son, pero, en principio, se trata de problemas de comunicación entre las células del sistema nervioso (neuronas), que ocurre a través de sustancias químicas denominadas neurotransmisores. Muchas personas piensan que lo que ocurre es la "falta" de un neurotransmisor, siendo la serotonina lo más alardeado de ellos. Pero, en realidad, esta es una visión simplista, pues existen varios tipos de neurotransmisores involucrados, como la dopamina y la noradrenalina, e incluso algunas de otras clases, como neuronas, la sustancia P y la coloecistoquinina. Además, no se trata simplemente de falta de una sustancia: las alteraciones pueden estar en niveles como moléculas de las membranas de las células, problemas de comunicación interna de las neuronas, síntesis de proteínas celulares, etc.

Los efectos, en general, (en promedio de 2 a 3) para ser notados, de modo que el paciente no debe asustarse si, en los primeros días del tratamiento, no se siente mejoría.

Como cualquier tratamiento, en medicina, antidepresivo no es 100% eficaz. Incluso cuando el primer tratamiento funciona, es posible que la mejora no ocurra de una vez, por lo que algunos síntomas pueden mejorar antes que los demás. Por ejemplo, ocurre que algunas personas pasan a dormir mejor o se sienten menos ansiosas, al principio pero, por un tiempo, todavía sienten desánimo. En otros, los síntomas de la tristeza profunda son controlados antes del insomnio y la persona se siente totalmente bien y animada, pero todavía tiene algunas dificultades para dormir.

Los efectos, en general, tardan algunas semanas (en promedio de 2 a 3 para ser notados, de modo que el paciente no se debe asustar si, en los primeros días del tratamiento, no sentirse mejoras. Sin embargo, si en algunas semanas no hay mejoría, en general el psiquiatra aumenta la dosis del remedio, añade otra medicación para reforzar el efecto o, cuando esto ya se ha intentado, el cambio de medicación.

Cerca de 60 % de los pacientes mejoran con el primer tratamiento utilizado. En los demás, hay necesidad de cambiar de medicación. Algunas personas son especialmente resistentes a los efectos de los medicamentos y necesitan hacer varios intentos con medicamentos diferentes, hasta que estén bien. El cambio de medicamentos sigue algunas directrices, siendo que, en general, el psiquiatra escoge una medicación con un mecanismo de acción diferente o más potente, en la secuencia. Sin embargo, no hay como el psiquiatra saber cuál va a ser el mejor tratamiento desde el principio.

Generalmente, el tratamiento se inicia con medicamentos menos potentes, como los inhibidores selectivos de recepción de serotonina (por ejemplo, la fluoxetina, la sertralina, la paroxetina, el citalopram o la venlafaxina en dosis bajas); (como el litio, la risperidona, la olanzapina o la lamotrigina) o las drogas de doble acción, como los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina, como consecuencia de los resultados no satisfactorios, se añaden medicamentos con efecto estabilizador del humor (como el litio, la risperidona, la olanzapina o la lamotrigina) (por ejemplo, la venlafaxina a dosis más altas o la duloxetina). En el final de la escala se encuentran los antidepresivos tricíclicos (imipramina, clomipramina, amitriptilina, entre otros) y los inhibidores de la monoamino-oxidasa, que son medicamentos muy potentes, pero que requieren una serie de cuidados.

Finalmente, como los antidepresivos pueden , en una pequeña parte de las personas, llevar a crisis de mania? (episodios opuestos a la depresión, con mucha aceleración, euforia y, a veces, irritabilidad, con días o incluso meses de duración), el psiquiatra a veces opta, hoy en día, por usar poco o ningún antidepresivo y por enfocar más en los estabilizadores de humor. Se trata de una decisión difícil y el profesional debe ser muy experimentado en el tratamiento de las depresiones para saber decidir adecuadamente para no comprometer el tratamiento eficaz de la depresión y al mismo tiempo disminuir las posibilidades de un giro hacia el por el contrario,

Opciones de tratamiento

En cuanto al tratamiento, hoy en día es prácticamente consenso que los medicamentos antidepresivos son el tratamiento de primera elección. Los antidepresivos no son medicamentos calmantes ni estimulantes (a pesar de que pueden tener este efecto, en algunos casos). Ellos son, en primer plano, remedios que hacen que la persona deprimida regresa a la normalidad. ¿Qué sería esto? Simple: todos tienen fases de más tristeza o alegría y fases neutras, en que no se está ni muy triste ni muy alegre. La diferencia en relación al deprimido es, justamente, esta flexibilidad: éste pasa la mayor parte del tiempo "hacia abajo", sin sentir ninguna alegría, aun cuando está todo bien a su alrededor. Una de las implicaciones de esto es que el psiquiatra no debe hacer tratamientos "cosméticos", en los cuales eventuales "fosas", conflictos existenciales o tristezas por pérdidas son medicados: esto forma parte de la vida y la persona consigue superarlas sola o debe buscar sólo una atención psicológica. El psiquiatra trata de aquellos casos que tienen las características de gravedad y que están durando desde hace varias semanas, al menos dos, según los criterios de la Asociación Psiquiátrica Americana.

Además de las medicaciones, existen evidencias científicas de que algunos tipos de enfermedad la psicoterapia, como la terapia conductual-cognitiva (TCC) y la terapia de aceptación y compromiso (ACT) también pueden ser útiles en el enfoque de la depresión. Sin embargo, se debe tener cuidado pues, en casos más serios, las terapias pueden no funcionar - y ellas nunca deben ser consideradas alternativas exclusivas, o sea, la persona dejar de tomar medicamentos por cuestiones ideológicas.

También es muy eficaz, para los casos más graves, la electroconvulsoterapia (ECT), un tratamiento que es víctima de mucho prejuicio. En la ECT, la persona es anestesiada, sus músculos se relajan y, a continuación, se aplica en la cabeza una corriente eléctrica, por pocos segundos. Este tipo de tratamiento es muy útil en casos en los que las medicaciones no funcionan y, hoy en día, se cree que ni siquiera debe ser sólo una última opción. Tiene pocos efectos colaterales (los más frecuentes son dolor de cabeza y dificultades de memoria, en las horas que siguen al tratamiento) y es muy seguro. La aplicación no duele ni se siente el choque, pues la persona queda totalmente inconsciente.


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