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Las grasas trans aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular en mujeres

Las grasas trans aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular en mujeres

Un estudio publicado en Annals of Neurology muestra que la grasa trans - además de contribuir a la obesidad - tiene otra razón para salir de su plato: puede aumentar la incidencia de derrame cerebral en las mujeres. Los investigadores analizaron datos recolectados de más de 87.000 mujeres con edades entre 50 y 79 años.

Las participantes del estudio que comieron altas tasas de grasa trans presentaron un riesgo un 39% mayor de sufrir un accidente cerebrovascular que las mujeres que comían otros tipos de grasa. Los expertos también descubrieron que las mujeres que consumen grasas trans, pero que son usuarias regulares de aspirinas, no presentan mayor incidencia de desarrollar derrame cerebral - sugiriendo que el medicamento puede disminuir ese riesgo.

A pesar de los resultados, los médicos advierten que la droga La automedicación con aspirina puede ser peligrosa y que, para prevenir el accidente cerebrovascular, lo ideal es adoptar un estilo de vida saludable. No fumar, practicar ejercicios físicos y mantener una alimentación balanceada - con bajo contenido de grasas saturadas y trans - son algunos de los hábitos que deben ser incluidos en la rutina.

Elegir la grasa correcta para activar el metabolismo

Demonizar las grasas es en las conversaciones sobre dieta. La birra encuentra respaldo en, básicamente, dos explicaciones: las calorías que ellas añaden a la dieta y el supuesto perjuicio causado en la salud. "El problema es que mucha gente confunde grasa con fritura", afirma la nutricionista Fabiana Honda, de la PB Consultoria en Nutrición, en São Paulo. Existen varias fuentes de grasas y muchas de ellas son esenciales para el funcionamiento del organismo y para la absorción de vitaminas.

El propio aceite usado en las frituras es una fuente importante de omega-6, grasa importante para la salud del corazón, por ejemplo. "El error está en calentar este aceite y convertirlo en grasa saturada, forma que entonte las arterias", explica la experta. A continuación, vea tres áreas de su cuerpo que salen ganando cuando usted selecciona bien el tipo de grasa que va a su plato.

Cerebro

Las grasas componen alrededor del 60% del cerebro y no pueden faltar en una dieta de quien desea tener memoria aguda y raciocinio rápido. La nutricionista Fabiana Honda, de São Paulo, explica que la mayoría de estas grasas son ácidos grasos poliinsaturados, como el ácido araquidónico y el ácido decoshexanoico (llamado DHA, un tipo de omega 3). "El equilibrio entre omega-3 y omega-6 protege la estructura responsable de la transmisión del estímulo de una neurona al otro", afirma el nutrólogo Roberto Navarro, de São Paulo, recordando que lo ideal es igualar el consumo de estos dos ômegas. El omega-3 se encuentra peces de aguas frías y profundas como salmón, arenque, sardina y atún. El omega-6 aparece en los huevos, la leche, las carnes rojas y el aceite de girasol, por ejemplo.

Huesos

Aunque no hay relación directa entre el consumo de grasas y los huesos, son esenciales para la absorción de vitamina D, nutriente esencial para la absorción y fijación de calcio en los huesos.

Circulación

Según el nutrólogo Navarro, el vaso sanguíneo sufre influencia directa del tipo de grasa que comemos. "Una dieta rica en omega-3 mejora la circulación sanguínea, porque esta grasa tiene poder desinflamante y disminuye la presión en los vasos sanguíneos". Protegiendo la salud de los vasos, la circulación es facilitada, lo que beneficia tanto la salud del corazón como la del cerebro, pues hay mejoría del riego sanguíneo.


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