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Infección urinaria: la bacteria puede afectar los riñones y requiere tratamiento

Infección urinaria: la bacteria puede afectar los riñones y requiere tratamiento

Las infecciones urinarias pueden ocurrir en el tracto urinario inferior (vejiga y uretra) o tracto urinario superior o alto (riñón). Los cuadros que envuelven la vejiga son las conocidas cistitis y los cuadros que envuelven los riñones se llaman pielonefritis.

Las cistitis son, la mayoría de las veces, causadas por un tipo de bacteria proveniente del tracto gastrointestinal, llamada

Escherichia y las uretritas también pueden ser derivadas de bacterias provenientes del tracto gastrointestinal, pero por el hecho de que la uretra en las mujeres esté más cerca de la vagina, algunas infecciones como herpes, gonorrea e infección por clamidia pueden llevar a la uretritis Sólo para tener una idea de la frecuencia de las dos condiciones, los cuadros de pielonefritis aguda ocurren en frecuencia alrededor de 18 veces menor que los cuadros de cistitis, lo que es importante, pues el cuadro clínico de la pielonefritis en general es más grave y requiere, en muchos casos, la hospitalización del paciente. Existen algunas diferencias relacionadas con el sexo en cuanto a la frecuencia de las infecciones urinarias. En general, en el primer año de vida, las infecciones urinarias ocurren en mayor frecuencia entre los niños en función de malformaciones congénitas como en la válvula de uretra posterior. En el caso de las mujeres, las mujeres suelen presentar más episodios de infección urinaria que los hombres.

Se sabe que entre las mujeres el pico de ocurrencia de las infecciones urinarias ocurre al inicio de la actividad sexual, durante la gestación o después de la menopausia, de modo que los estudios indican que en cerca del 40% de las mujeres ocurrirá al menos un episodio de infección urinaria a lo largo de la vida. Los factores que explican esta mayor propensión de las mujeres a esta enfermedad son uretra más corta, mayor proximidad del ano al vestíbulo vaginal y uretra y uso, por ejemplo, de gel espermicida que altera la acidez y flora vaginal de la región.

Por otro lado entre los hombres, se describen algunos factores beneficiosos que los protegerían de desarrollar este cuadro, siendo la mayor longitud de la uretra, mayor flujo urinario y el factor antibacteriano prostático. Hay todavía, a pesar de controvertido, el hecho de que la circuncisión disminuiría el riesgo de infección por no ocurrir vínculo de las bacterias al prepucio. Sin embargo, a partir de la quinta o sexta década de vida, algunas condiciones pueden favorecer el surgimiento de las infecciones urinarias, como alteraciones en la próstata y necesidad de colocación de sonda vesical, que favorecería la migración de las bacterias.

Las infecciones urinarias pueden ser clasificadas en no complicadas y complicadas, y entre las infecciones no complicadas está, por ejemplo, la cistitis. En esta situación, tanto la estructura como la funcionalidad del tracto urinario son normales, no habiendo, por lo tanto, comprometimiento de los riñones. Ya entre las infecciones complicadas podemos usar como ejemplo la pielonefritis, o sea, la infección que envuelve el riñón. La ocurrencia de pielonefritis aguda complicada es mayor entre las mujeres, tanto en ambiente no hospitalario como en pacientes hospitalizados.

Existe una gran variedad de situaciones o enfermedades que se asocian con las infecciones complicadas como, por ejemplo, aquellas relacionadas con procesos obstructivos de la uretra (como la hipertrofia prostática benigna, presencia de tumores, cálculos renales, estenosis o estrechamiento ureterales, quistes renales o presencia de divertículos en la vejiga), alteraciones funcionales del tracto urinario (vejiga neurogénica, reflujo vesicoureteral, uso de catéter uretral de demora ) y cambios metabólicos (diabetes mellitus, insuficiencia renal, trasplante renal, etc.).

El tratamiento de las infecciones urinarias en general implica el uso de un antibiótico que será elegido de acuerdo con la bacteria encontrada en los exámenes que serán solicitados.

Así, en los cuadros de obstrucción urinaria, lo que sucede es que la orina queda retenida por más el tiempo en la vejiga, propiciando el crecimiento de las bacterias y, además, a medida que la vejiga se distingue por la acumulación de orina, la mucosa que recubre la vejiga pierde la capacidad de destruir las bacterias.

Para entender lo que ocurre en los ojos los cuadros de reflujo vesico-ureteral, es bueno recordar cuál es el camino normal que la orina sigue desde su formación. Después de producirse en los riñones, la orina pasa por el uréter para ser acumulada en la vejiga y cuando sentimos ganas de orinar, esa orina es eliminada hacia el medio exterior por la uretra. Cuando orinamos, la vejiga se vacía y, por lo tanto, no debe haber volumen (orina) residual. Sin embargo, cuando ocurre un cuadro de reflujo, estamos indicando que la orina vuelve de la vejiga hacia el uréter. En esta situación hay persistencia de volumen residual de orina en la vejiga que en última instancia propicia el crecimiento de bacterias.

Además de estas situaciones, las infecciones urinarias pueden evolucionar con complicación en los cuadros de infecciones recurrentes, es decir, cuando ocurren tres o más infecciones por año o cuando existe una lesión renal permanente resultante de una pielonefritis aguda o crónica resultante de una infección urinaria no tratada adecuadamente.

Algunos factores se conocen como predisponentes para la aparición de las infecciones urinarias como el embarazo, enfermedades como la diabetes mellitus y la menopausia

Aprender diferenciar los síntomas

Engaña quién cree que las infecciones urinarias siempre cursan con síntomas. En estos casos, pueden observarse cambios en el examen de orina con la presencia de un gran número de bacterias (bacteriria asintomática), lo que, especialmente en mujeres embarazadas, pacientes que se someter a procedimientos urológicos o sondeos, requiere tratamiento con antibióticos.

Entre los síntomas más comunes podemos citar una voluntad fuerte y persistente de orinar, sensación de quemazón al orinar, eliminación de pequeña cantidad de orina en cada micción, a veces la orina tiene aspecto turbio, puede eventualmente aparecer enrojecida, con oscura, indicativa de pérdida de sangre en la orina, y con olor fuerte, además de dolor suprapúbico.

Para diferenciar la infección urinaria en sus diferentes formas de acuerdo con la sintomatología podemos, de forma simplificada, decir que las infecciones uretrais (uretritis) suelen cursar con sensación de quemazón al orinar, las cistitis y que la pielonefritis presenta una sintomatología más exuberante con dolor en flanco y lumbar, fiebre alta, escalofríos y temblores, náuseas y vómitos. Por lo tanto, como se puede ver, las infecciones urinarias que afectan a los riñones son más ricas en los síntomas y, como se dijo antes, en general, necesitan hospitalización para el tratamiento.

Opciones de tratamiento

El tratamiento de las infecciones urinarias en En el caso de las infecciones no complicadas, el tratamiento puede variar de uno a tres días, pero puede ser indicado por más tiempo, dependiendo de cada uno de los casos, de acuerdo con las bacterias encontradas en los exámenes que se soliciten. caso. Además de los antibióticos se puede prescribir un analgésico para aliviar la sensación de quemazón a la micción. En general, este medicamento tiñe la orina de naranja. Además, la hidratación adecuada permite la remoción de las bacterias más rápidamente, disminuyendo la posibilidad de proliferación.

Otras medidas que se pueden emplear en el tratamiento de las infecciones urinarias implican ciclos de antibioticoterapia más largos (profilaxis), o tratamientos a corto plazo, que los síntomas comiencen o, para las mujeres después de la menopausia, el uso de cremas vaginales con estrógenos puede disminuir el riesgo de infecciones recurrentes, y el uso de productos de arándano en algunas indicaciones ha mostrado efecto protector.

En el caso de las infecciones urinarias graves, en general, el tratamiento se realiza en un ambiente hospitalario, con medicación endovenosa, el tiempo de tratamiento es variable, pero en torno a 14 a 21 días y la elección del antibiótico se basa en el perfil de resistencia de la enfermedad La mayoría de las mujeres que habitualmente cursan con mayor incidencia de las infecciones urinarias, siguen algunas recomendaciones:

Ingerir es siempre la mejor opción especialmente para las mujeres que habitualmente cursan con mayor incidencia de las infecciones urinarias, así que siguen algunas recomendaciones:

Ingerir es siempre la mejor opción especialmente para las mujeres que habitualmente cursan con mayor incidencia de las infecciones urinarias, las cantidades adecuadas de líquidos, especialmente agua: El agua ayuda a diluir la orina y hacer que orine más veces a lo largo del día, por lo que las bacterias serán removidas del tacto urinario antes de que la infección pueda instalarse

Después de orinar y de orinar evacuar la higiene debe hacerse desde el frente hacia atrás. Esto impedirá que las bacterias provenientes del tracto gastrointestinal (región anal) se extienden a la vagina y uretra

Vaciar la vejiga después de la relación sexual ayudará a eliminar posibles bacterias

Evitar el uso de ropa muy justa (pantalones) y desodorantes o productos en polvo en la región genital. Estos productos pueden irritar la uretra y facilitar la migración de bacterias y su posible proliferación.


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